Marcello Mascherini nace en Údine el 14 de septiembre de 1906 no reconocido por el padre. En 1910 la madre se traslada a Trieste para después refugiarse durante los años de la guerra en Isernia, donde Mascherini frecuentó la real escuela de arte aplicada en la sección de la elaboración de la madera y del hierro forjado. A su vuelta a Trieste (1921) se inscribió en las clases para escultores ornamentales de la escuela para jefes de arte del instituto industrial A.Volta, donde encontró en Alfonso Canciani un primer maestro, rápidamente sustituido por Franco Asco.
De hecho, fue en el estudio de este último, sólo tres años más viejo, pero ya muy apreciado por el cautivador estilo secesionista, que Mascherini reelaboró la impronta de las academias de Viena, Venecia y Roma, a las que todavía estaba ligado Canciani, desarrollando un lenguaje propio, más cultivado y centrado en la calidad expresiva.
Diplomado en 1924 en diciembre del mismo año tuvo su comienzo expositivo con algunos yesos en el “Circolo artistico” de Trieste.
En 1928 realizó los estucos para el teatro Politeama Rossetti y fue involucrado por el arquitecto Umberto Nordio en la decoración del nuevo palacio de Justicia para el que plasmó algunas grandes figuras de juristas (1934). Gracias a los dos perfiles en bronce del “Duce” y del Rey realizados para el buque “Victoria I” (1930) Mascherini empezó una rentable actividad como decorador de embarcaciones.
La participación en algunas importantes obras arquitectónicas consolidó un lenguaje más maduro y “nacional” de su escultura: en 1934 Nordio lo invitó a colaborar al concurso para el edificio Littorio de Roma.
Los años treinta estuvieron llenos de éxitos culminados en el premio único de la Academia de Italia para la escultura, entregado por Mussolini mismo el 21 de abril de 1940. El reconocimiento coronó un recorrido de premios internacionales que inició con la medalla de oro en la VI “Mostra Regionale Giuliana” de Trieste (1932) continuando con la medalla de plata en la V Trienal de Milán (1933), con el primer premio para la escultura en la VII “Interprovinciale d’arte” de Triste (1933), con el premio en la Exposición de aeronáutica de Milán hecha por Gio Ponti en 1934 y con la medalla del centenario del Lloyd triestino (1936). Los premios anticiparon una serie de invitaciones y éxitos internacionales: desde la Exposición de arte italiana en Budapest en 1936 al encargo de la realización de una de las estatuas del frontón del pabellón Italia en la Exposición universal de París (premiada con la medalla de oro) en 1937, al premio, en el mismo año, de la Exposición de arte italiana en París.
Crecido en el clima del Novecientos, Mascherini evitó la llamada arte de régimen a través de la evasión en el arcaísmo desembocado a veces en un sensualismo a la manera de Aristide Maillol.
A consagrarlo en el Olimpo de los escultores italianos compitieron una monografía salida en 1945 a cargo de Pica y el nombramiento en 1948 como académico de S. Luca, además de la participación en 1949 en la muestra de arte italiana del XX siglo en el Museum of Modern Art de Nueva York.
En 1967 se trasladó a Sistiana, en Carso, manteniendo desde allí una intensa actividad expositiva. Desde los años setenta Mascherini se acomidió a la realización de monumentos públicos.
Murió en Padua el 19 de febrero de 1983.