Alberto Ziveri nace en Roma en 1908. Entre 1921 y 1929 frecuenta el “Liceo Artistico” y la escuela vespertina de “Arti ornamentali” de San Giacomo, tiene entre sus maestros a Antonio Calcagnadoro. Trabaja en el taller del fresquista liberty Giulio Bargellini, aquí se acerca al pintor Guglielmo Janni, bisnieto del poeta Giuseppe Gioachino Belli, que lo dirige hacia la pintura.
En 1928 inicia con dibujos en la XCIV “Esposizione della Società Amatori e Cultori di Belle Arti” en el Palacio de las Exposiciones. A continuación participa en la primera y la segunda exposición del “Sindacato laziale fascista degli artisti” en Roma.
Entre 1928 y 1930 se queda repetidamente en las afueras de Parma, donde estudia Andrea Mantegna, Pamigianino y Correggio, y después se queda en Milán para realizar el servicio militar en el cuerpo de los “Bersaglieri”.
En 1931 consigue la habilitación a la enseñanza de dibujo y frecuenta la escuela “Libera del Nudo”. En la escuela conoce al joven escultor marchigiano Pericle Fazzini, con el que nace una profunda amistad, y juntos alquilan un estudio.
A principio de los años treinta forma parte de la nueva generación artística que, con Corrado Cagli, Renato Guttuso, Pericle Fazzini, Afro y Mirko Basaldella, gravita alrededor de la Galería de Dario Sabatello.
El joven galerista, que apuesta mucho por él, en 1933 le organiza la primera exposición personal, en la que recoge un discreto suceso de críticas y en 1935 lo insiere en la “Exhibition of Contemporary Italian Painting” en San Francisco, que incluye otros pintores tonalistas romanos. A partir de este momento forma parte de todas las exposiciones más importantes en Italia y el exterior. En 1933 realiza una pintura mural en la “Casa di Campagna per un uomo di studio”, realizada por algunos arquitectos romanos, entre los cuales Luigi Moretti, para la V Triennale de Milán.
En 1935 en la II “Quadriennale d’Arte Nazionale” de Roma expone junto a otros exponentes del tonalismo como Giuseppe Capogrossi y Emanuele Cavalli, mientras la crítica lo señala entre las revelaciones de la exposición. El culmine de su estación tonal está formado por la exposición personal en 1936 en la Galleria della Cometa, fundada en Roma por Anna Laetitia Pecci Blunt, ella misma está entre sus coleccionistas.
En 1936 participa por primera vez en la Bienal Internacional de Arte de Venecia, junto al grupo romano al completo.
En 1937 parte para visitar la grande exposición de París, ciudad que lo seduce con sus ambientes liberales. Después se dirige a Holanda y Bélgica donde queda impresionado por las obras de los flamencos y de la lección realista de la escuela holandesa, fueron estos encuentros que, alrededor de 1938, provocaron un cambio en su pintura.
En 1938 participa en la XXI Bienal de Venecia con once obras, con una pintura realista que muestra elementos diferentes de la precedente. De ahora en más, como declara el mismo artista en sus escritos, el realismo es su “morale”.
Tormento, violencia y soledad destacan en imágenes cruelmente cuotidianas. Nacen así los intensos autorretratos, retratos de soldados, mercados de carne, procesiones religiosas y peleas.
En 1943 gana el tercer premio para la pintura en la IV “Quadriennale” de Roma con una de sus obras maestras, “Giuditta e Oloferne”. En el mismo año es llamado a las armas. En 1946 en la Galleria de Roma tiene la primera exposición personal con una nueva serie de trabajos, en la que también presenta un gran grupo de grabados, técnica que va cultivando desde 1926, pero que desde el descubrimiento de Rembrandt se ha cargado de otras potencialidades expresivas. En 1952 el editor Luigi De Luca le dedica la primera monografía. En 1956 en la XXVIII Bienal de Venecia, Roberto Longhi lo define el mayor realista italiano viviente, reconfirmando esta consagración histórica en la presentación en la exposición personal del 1964, que prepara en Roma en la Galleria La Nuova Pesa. Las obras, casi todas realizadas entre 1957 y 1964, presentan una nueva fase realista en la que el conflicto entre romántico y clásico aparece calmo y resuelto.
En 1970 una exposición personal en la Galleria il Fante di Spade en Roma recoge obras que van desde los campos friulanos y franceses, a las calles de Roma y París, al espacio en el estudio.
En 1983 una exposición de grabados en la “Accademia di San Luca” en Roma desvela un trabajo hasta el momento desconocido. En los últimos años de vida, ya afirmado, es representado en importantes reseñas, entre las cuales la exposición en la Daverio Gallery de Nueva York del 1987 y aquella en la Haus der Kunst de Múnich del 1988.
Ziveri muere en Roma el 1 de febrero de 1990.