Giacomo Balla nace en Turín el 18 de julio de 1871. Desde adolescente demuestra una creciente predilección por la pintura y el dibujo y hereda del padre la pasión por la fotografía, médium che influencia la técnica de sus primeras obras pictóricas en la selección de encuadres. Balla frecuenta los cursos de la “Accademia Albertina” y la escuela vespertina de dibujo empezando como pintor en la Sociedad promotora de bellas artes en 1891. En 1895 dejará Turín para trasladarse, donde trabaja como caricaturista y empieza una relación amigable con Duilio Cambellotti y Serafino Macchiati, huésped del cual se quedará en París entre 1900 y 1901. De vuelta a Roma, Balla realiza además de paisajes y retratos, obras de temática social y populista (“La giornata dell’operaio”, 1904), traducidos a un estilo divisionista. En 1899 sus obras son presentadas en la Bienal de Venecia, en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Roma y en las galerías de la “Società degli Amatori e Cultori di Belle Arti”, donde expondrá regularmente en el decenio sucesivo. En estos años su estudio es frecuentado por Boccioni y Severini que cogen de él el método de la división del color.
En los años sucesivos Balla abandona gradualmente la temática social finalizando la técnica divisionista a resultados analíticos y experimentales.
En 1903 participa por primera vez en la Bienal de Venecia, en 1909 en el “Salon d’automne” en París y en el “Salone internazionale” de Odessa.
En 1903 firma el “Manifesto dei pittori futuristi” y “La pittura futurista – Manifesto tecnico” con Boccioni Severini, Russolo y Carrà, pero expondrá con los futuristas solo a partir de 1913. En estos años Balla dirige su búsqueda hacia la rendición pictórica del dinamismo, de la vida moderna, de la velocidad y de los efectos de la luz artificial, en armonía con el espíritu del movimiento. Se acerca a los estudios realizados por artistas y científicos sobre la posibilidad de capturar el movimiento a través de nuevas técnicas, como el Fotodinamismo de Antonio Giulio Bragaglia. En 1912 se estancia en Londres y Düsseldorf, para decorar la casa Löwenstein, y de esta ocasión cogen impulso la primeras “Compenetrazioni iridescenti”.
En 1914 se introduce por primera vez en la escultura polimaterica, que presenta en la “Prima esposizione libera futurista” en la “Galleria Sprovieri” de Roma.
En los años de la primera guerra mundial sigue la idea de arte total definida arte y acción futurista y con Fortunato Depero redacta en 1915 el manifiesto “Ricostruzione futurista dell’universo”.
Con la muerte de Boccioni y la disolución del futurismo milanés, el centro de gravedad se desplaza a Roma, donde Balla asume la guía. En la postguerra se interesa en la escenografía, la decoración y proyectación de ambientes, en la producción de objetos de decoración; realiza las escenas para “le Feu D’artifice” de Igor Stravinsky del 1917. Participa en las secuencias de la película “Vita futurista” (1916) donde presencia junto a Marinetti las tomas.
En octubre de 1918 publica el “Manifesto del colore”, en el que analiza el papel del color en la pintura de vanguardia y más tarde en 1929 firma el “Manifesto dell’aeropittura”.
En el ambiente de su adhesión al futurismo, se recuerda que en 1926 esculpió una estatuilla con escrito en la base “He venido a dar un gobierno a Italia”, obra dada a Mussolini. En los años treinta Balla se había convertido en el artista del fascismo por excelencia, apreciadísimo por la crítica. En 1933 realiza “Marcia su Roma (verso di Velocità astratta)”, parece que la obra haya sido comisionada por el mismo “Duce”.
Las relaciones con el futurismo se interrumpen alrededor de la mitad de los años treinta con su retorno a la pintura figurativa; hasta la declaración entregada con una carta al Periódico “Perseo” en 1937, en las que se presenta extraño a las actividades futuristas.
Muere en Roma el 1 de marzo de 1958.